El 6 de mayo en Habemus Theatrum se estrenará la obra a cargo del grupo La Barraca “Volver al mar…Volver a amar”, de Eugenio Griffero y dirigido por Jorge Abal, con las actuaciones de Lalo Bonacalza y Aníbal Poracchia. La obra trata sobre el dos hombres de 66 años que tuvieron un a relación afectiva muy estrecha a los 16 años y que se prometen volver a encontrarse, transcurridos 50 años. La misma se desarrolla el día del encuentro, en que se dan cuenta que todo lo proyectado e imaginado en la juventud no ha sido así, la realidad les muestra la otra cara. Esta propuesta continuará los días 7, 13 y 14 de mayo en Habemus. Luego se trasladará a la Casa de la Cultura, los días 20, 21, 27 y 28 de mayo. EL TIEMPO entrevistó a su director para conocer más de esta propuesta
-¿Cómo surgió la posibilidad de llevar a escenario esta obra, y de que manera la fueron trabajando?
El año pasado, mientras hacíamos “El Jorobadito” me di cuenta que tenía los actores necesarios para cumplir con el sueño de llevar a escena esta obra que desde el momento en que la vi, allá por inicios de los años 1980, me conmovió tanto que nunca pude olvidarla, siempre con las ganas de ponerla en escena, por un lado por el conflicto que nos presenta y por el otro por la poesía que pone en boca de los personajes, dicen frases para dejarnos pensando y reelaborando. Cuando se las propuse y di a leer a Aníbal y Lalo inmediatamente aceptaron el desafío. Lo conversé con Jorge Sharry, como “alma mater” de La Barraca y recibí, como siempre, su incondicional apoyo. Así fue como nos dedicamos a hurgar en el sentimiento de estas dos criaturas para poder descubrir cuál era su verdad. Nos metimos en el inconciente de Gustavo y Juan, los personajes, especulamos, los trajimos al aquí y ahora, hasta poder meternos realmente en el conflicto teatral. Hoy disfrutamos de recrear en cada ensayo la vida de ambos y nos seguimos emocionando por lo que les pasa y por lo que pueden decirse y también por lo que no pueden decirse pero que queda expuesto claramente.
Nos importó esencialmente el sentir de dos seres humanos que se desafían a desenmascararse y poner en evidencia el sentir, por conflictivo que este sea.
No fue trabajo seleccionar a los actores, creo que los personajes tomaron de la mano a los actores y estos tuvieron la humildad y la disposición de dejarse llevar por los caminos más profundos del sentimiento.
-¿Con que reflexión y enseñanza se van a ir los espectadores de la sala luego de ver la obra?
- Aspiramos a que el público pueda llevarse la historia de Gustavo y Juan en su corazón, para que actúe como disparador de la propia historia y se permita llegar bien a fondo en sus sentimientos, aunque no siempre sea necesario ponerlos en acto.
-¿Cómo estás viendo el quehacer del teatro pergaminense, en qué momento y etapa se encuentra?
-Veo que son años de florecimiento para el teatro local, que ya en abril haya habido cuatro estrenos es algo inédito y que el público responda como lo hace me llena de alegría. Soy de los que por allá por los 1970 hacíamos teatro con cinco espectadores y pensábamos: debemos hacer docencia para acostumbrar al público a ver teatro local.
Es un regocijo vivir para poder comprobar que estábamos en el camino y que lo que nos dio la vieja escuela de teatro fue la semilla para llegar a estos resultados
-Todos los años La Barraca sorprende con un proyecto teatral nuevo, ¿de qué manera van trabajando desde el grupo para autogestionarse y generar trabajo para los actores?
-Para hablar de La Barraca debo hablar de Jorge Sharry, alma del grupo y a quien estaré siempre agradecido por haber tenido la generosidad de rescatarme para el teatro y no solo rescatarme sino darme las posibilidades de desplegarme en el grupo. Cada uno hace su aporte de ideas y voluntades para que, de común acuerdo podamos, con esfuerzo y muchísima voluntad llevar a cabo proyectos que nos permitan expresarnos y a su vez comunicarnos con nuestro vecinos, nuestro público.
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