Deportivamente hablando, los pergaminenses de antaño no tenían una selección de fútbol que los represente, no señor, lo que tenían era el Combinado de Pergamino. El otro uso que se le daba al término, definía al equipo reproductor de música, que en un mismo mueble reunía a un receptor de radio, y un tocadiscos. Siempre hubo reproductores de discos, y receptores individuales, pero la ventaja que tenían los combinados, era que alojar los parlantes en un mueble, mejoraba la acústica, lo que se traducía en mayor calidad de sonido, a la hora de escuchar las interpretaciones de los artistas predilectos. Por otro lado, el mueble también servía para decorar el living, y al mismo tiempo provocarle envidia a las visitas. La imagen superior data de fines de los sesenta, o principios de los setenta, y a la bella criatura, seguramente su mamá la hizo posar en el rincón más “paquete de la sala”, donde además del regio combinado, se ve parte del televisor, que se usaba con un celofán azul frente a la pantalla, lo que era algo así como nuestra inocente ilusión de ver TV en colores. Detrás de la piba de carterita y moño, hay una muñequita plástica de las llamadas “peponas”, y junto a los discos, un elefantito de la suerte, algo muy tradicional por esos tiempos. Precisamente, en aquella época se popularizó una publicidad de combinados, que empleaba un fondo de sonido espectacular, a cargo de la orquesta de Alain Debray, ejecutando La Cumparsita con marcial estilo europeo, y al culminar el aviso, se levantaba la tapa del tocadiscos, y en un alarde de efectos especiales, la imagen mostraba al director y todos sus músicos en el interior del aparato, porque el slogan decía “Motorola BGH, donde vive la orquesta…”
Bueno, los calendarios siguieron transcurriendo, la niña de ojos bonitos debe tener nietos, y los discos ya fueron, pero jugaron un papel muy importante en nuestros juveniles años, por eso cada tanto, La Máquina del Tiempo le pasa un paño a los viejos vinilos, y así Palito Ortega vuelve a decir que no quiere media novia, mientras Leo Dan sueña con su Santiago querido, Sandro pide una muchacha y una guitarra, Los Galos desean ser tu amor, Favio se lamenta porque que ella ya lo olvidó, La Joven Guardia le ponen los ruleros al extraño de pelo largo, y Tormenta está cebando mate, mientras Donald sigue tiritando. También, con estos fríos, no es para menos, pobre…
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