En fin de semana otoñal de 2024 con cielo despejado y temperaturas agradables se transformó en un verdadero festín para los amantes de los autos clásicos, gracias al Gran Premio Recoleta - Tigre.
Este evento, que reunió a aproximadamente 70 vehículos de más de 100 años, brindó a los asistentes una experiencia única llena de historia y emoción, evocando la tradición automovilística en Argentina.
La competencia, organizada por el Club de Automóviles Clásicos de la República Argentina, inició en la emblemática avenida Quintana, precisando el punto de encuentro en el histórico bar La Biela. Los participantes se dieron cita para compartir un desayuno previo a la largada, donde los curiosos que paseaban por el barrio porteño se detuvieron a admirar los autos, saludando con pañuelos en un gesto de aliento al momento de la partida.
Jorge Reta, representante del club, explicó que esta carrera tiene sus orígenes en un evento icónico, siendo la primera en ruta abierta de América Latina. "Lo que hacemos es un homenaje a esa carrera. Este año participaron 72 autos, todos de 1919 hacia atrás. El primer auto en salir fue conducido por Jorge Alejandro Newbery", señaló Reta orgullosamente.
Entre la impresionante colección de vehículos, destacaron los únicos dos autos a vapor que aún existen en el mundo, una rareza que sorprendió a los presentes. "Estos autos fueron adquiridos a comienzos del siglo XX. Representan lo que Argentina fue hasta 1930", acotó Reta.
Entre los participantes, Roberto Suárez, quien manejaba un Dodge de 1915, compartió su historia. "Este auto es el resultado de horas y días de trabajo. Es parte de mi familia", añadió emocionado, mientras su hijo observaba con admiración.
Otro participante, Omar, se presentó al volante de un Chevrolet Roadster de 1927 que brillaba bajo el sol de la mañana. "Me gusta participar en estos encuentros porque me permite conocer a otros con la misma pasión por los fierros", comentó, mientras disfrutaba de un café y admiraba su vehículo.
El evento no solo reunió autos antiguos, sino también motos clásicas de principios del siglo XX, que despertaron el interés de los asistentes. Marcelo Márquez, un apasionado motociclista de 55 años, exhibió su Harley Davidson de 1925, un legado familiar que atesora con gran esmero. "Lo cuido más que mi vida", confesó, mostrando el orgullo que siente por su historia familiar relacionada con esta moto.
Destacándose entre los vehículos, un Anasagasti de 1912, uno de los primeros autos de fabricación nacional, cautivó todas las miradas. Manuel, uno de los encargados de su restauración, comentó que "a pesar de los años, su motor se mantiene en estado original", mientras intentaba arrancar el vehículo de manera manual.
El Gran Premio Recoleta - Tigre no solo se trató de una carrera; fue una celebración del patrimonio automovilístico argentino y un encuentro de pasiones que unieron a personas de diversas generaciones, todas compartiendo un amor por la historia, el arte de la restauración y el indiscutible placer de conducir un clásico. Un evento que recuerda a todos lo que supieron ser los caminos de Argentina, llenos de vehículos que en su época fueron verdaderas obras de arte en movimiento. Un fin de semana inolvidable que dejó huella en cada uno de quienes tuvieron el privilegio de ser parte de esta experiencia histórica.
Por : CJEU
Copyright © 2025 El Tiempo de Pergamino