“Después de grandes momentos quedan inolvidables recuerdos” y para los pergaminenses Specktra fue y será un lugar donde las noches eran interminables, donde se juntaban el amor y la amistad; mientras que para los seguidores de Luis Miguel, ese día nunca lo olvidaran.
El destino se lleva siempre su parte y no retira hasta obtener lo que le corresponde y aquel 28 de enero de 1984 (el día anterior con la presencia de Celeste Carballo fue la pre inauguración para familiares y amigos), Pergamino vivió quizás una de las jornadas más destacadas en su rica historia nocturna.
El mejor boliche de todos los tiempos de nuestra ciudad y porque no del país, ponía en marcha un edificio moderno, con luces y música, que cambiaron todo lo conocido hasta el momento.
Juan Carlos Atia, Ricardo Cascardo, Aldo Alberto Aitta y Héctor Elías, cuatro “locos” soñadores como ellos mismos se definían, le dieron vida al espacio construido especialmente para la diversión y que con el correr del tiempo, marco a fuego los fines de semanas de las décadas de 80 y 90.
Pero no todo fue Specktra, esa noche también un joven talentoso llegaba por primera y única vez a Centenario para hacer delirar a un público que nunca imaginó la exitosa carrera que luego tendría un chiquito de pelo rubio, con una tremenda voz. Juan Pedro Lomanto contrataba a Luis Miguel.
Si un 28 de enero, por estos lares, en un espacio colmado, un joven solista hacía delirar a las casi dos mil personas que colmaron el reducto de avenida Juan B. Justo. El “Sol mexicano” y Specktra coincidieron en tiempo y espacio, en lo que para muchos fue la noche de los 80.
“Bayou” en el comienzo
Se apagaban las luces y todos esperaban el tema de apertura "Bayou" (de la orquesta "Love Unlimited Orchestra", banda cuyo director era Barry White). Los siempre recordados Rafael “Pato” Pratznik (trágicamente fallecido en un accidente) y Luis Mariano Rodríguez, le ponían color y música a cada noche en la ruta 8 y 188. Ninguna era igual, todas tenían algo nuevo. Cada barra de tragos contaba con su “magia”, existía un guardarropas y el personal de seguridad era una parte destacada de una juventud más tranquila y con menos agresividad que la actual. Todo era diferente, ni mejor, tampoco peor que ahora, fue único e irrepetible.
Tertulias, baile del estudiante y los famosos cumpleaños (se elegía a la reina, llegaban los “famosos del momento”, la gigantesca torta, los fantásticos fuegos artificiales y el globo aerostático), donde durante muchos años, alguien volvía a su casa con un auto o moto de los tantos que se regalaron. Pasaron figuras nacionales, aunque todos tuvieron su efecto en la gente, la presencia de Rodrigo, es una de las más recordadas junto a Miguel Mateos. También estuvieron Alejandra Padrón, Ileana Calabró, Ivo Cuztarida, Hernán Caire, Sebastián Estevanez y Guillermo Andino, entre otros.
A los pocos años de su inauguración, en la confitería, como solía decir su “cerebro”, Juan Carlos Atia, abrió la “parte nueva”, también diseñada por el innovador y talentoso arquitecto pergaminense, Jorge Daniel Rocchi.
Más tarde fue el turno del patio con la carpa gigante y la “Cabaña”, creados para ampliar aún más la cantidad de personas y disfrutar de un sector al aire libre.
Un espacio donde los temas movidos, eran cita obligada para los más jóvenes que esperan ansiosos los cinco minutos del “laser –traído desde Alemania en una inversión titánica para esos tiempos- y los hologramas”. La “parte vieja” con su reunía a los más “mimosos”, que luego de un paso por Acrópolis (un sector en bellísimo en la planta baja) se encontraban con las canciones lentas.
Alguien una vez inmortalizó una frase que señala: “Dios creó Specktra para que miles de chicas y chicos conocieran su primer amor y sus primeros amigos, en un lugar que cerró sus puertas y lamentablemente a partir de ese momento se puede decir nunca habrá nada igual”.
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