Cuando la conexión con la tela lo es todo: un artista que pinta lo que siente
En sus comienzos, Fabián disfrutaba de su niñez, de su familia, de la casa de sus abuelos, como todas las actividades presentes comúnmente en un niño, sin saber que más adelante todas esas memorias y recuerdos iban a pasar de su retina a un lienzo.
Su vida se basó siempre en disfrutar de la música y en mantenerse en constante movimiento con el entorno artístico.
En esta oportunidad, él nos cuenta más acerca de cómo fueron sus inicios, de cómo le apasiona la abstracción en la pintura y de los proyectos que le gustaría concretar a futuro.
¿Cómo es tu presente y qué destacas de él?
Mi presente es pintar, que es lo que más me gusta. Mi relación con la pintura surge a partir de una conexión con la tela. No soy de pintar en caballete, ni de bocetar, ni copiar lo que veo. Si no siento esa conexión, no pinto, incluso he pasado más de seis meses sin hacerlo. Mi maestro Eduardo Medici me dijo una vez: "No te preocupes, hay artistas que han pasado seis años sin pintar". Desde entonces entendí que no debía forzar la situación. Cuando estoy conectado, aprovecho el momento y activo al máximo, volcando todo en la tela.
¿Qué te motivó a introducirte en el mundo del arte plástico? ¿Qué llevó a volcar tu arte en el expresionismo abstracto?
Mi relación con el arte empezó de chico, al tomar clases de pintura, donde rendía exámenes anuales que tomaban profesores de Rosario y Buenos Aires y pasaba por distintas etapas . Me marcó el dibujo técnico durante la secundaria, pero con el tiempo fui inclinándome hacia la abstracción. Cada viaje que hacía, visitaba museos, galerías y ateliers, lo que me inspiró a retomar algo que sentía pendiente. Empecé a pintar en casa, de manera autodidacta, y más adelante participé en clínicas y seminarios que me dieron una nueva perspectiva.
El expresionismo abstracto me permite ser libre. Pinto con el alma, no es un cliché, realmente lo siento así. Me enfrento a la tela, generalmente de gran formato, y dejo que todo fluya: acrílicos, telas, papeles, lápices, aerosoles. Pinto con música, desde Charly García, Fito o Los Redondos, hasta clásicos como Bach o Beethoven, dependiendo del estado de ánimo. Lo que plasmo en la tela es una conjunción de alma, corazón y manos. No pinto a pedido o “para la tribuna”, pinto lo que siento y lo que me gusta.
¿Cómo fue tu evolución profesional?
Estoy muy conforme con mi evolución profesional. Es emocionante ver a alguien detenerse frente a una obra y observarla, dedicarle tiempo. Eso no tiene precio, es un reconocimiento invaluable. Muchas veces se acercan personas que, aunque dicen no entender de arte, les conmueve lo que hago. Siempre les digo que no se trata de entender, sino de sentir. He tenido la suerte de mostrar mis obras en Buenos Aires, La Plata, Neuquén, Villa La Angostura y Pergamino, mi ciudad natal y donde tengo muchos sentimientos y seres queridos. Exponer en lugares como la Casa de la Cultura o en el Concejo Deliberante de Buenos Aires es algo que nunca imaginé.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración al momento de crear una obra?
No pinto basándome en un modelo o algo que copiar. Lo mío es el aquí y ahora, lo genuino. Entiendo que el arte abstracto está un poco “bastardeado”, pero creo que todo es válido en el arte. Cada artista expresa lo que siente de diferentes maneras. A algunos les gusta pintar paisajes o retratos, a mí me hace bien el expresionismo abstracto, es lo que disfruto.
De las obras que realizaste, ¿hay alguna en particular que te haya dado más satisfacción o que consideres tu preferida?
No tengo una obra preferida. Cada vez que termino una, es como el nacimiento de un hijo. Aunque las obras nunca están completamente terminadas, a veces, años después, vuelvo a agregar algo. Disfruto mucho de las de gran tamaño, son las que más me impactan. Recuerdo una muestra donde, después de colgar todas las obras, me senté en el medio de la sala y me sorprendí de todo lo que había hecho. Cada obra tiene un significado especial para mí.
¿Qué proyectos tenés a futuro?
Mi principal proyecto es seguir pintando como me gusta hacerlo. También quiero organizar otra muestra. Estoy trabajando en una serie llamada "Retazos", inspirada en mi infancia y en mis recuerdos de los veranos en casa de mis abuelos, que vivían en frente al paredón del ferrocarril. Aún no la mostré, pero constantemente le agrego nuevas obras.
En Buenos Aires, las galerías suelen pedir que los artistas hayan ganado premios en salones importantes. Si bien he sido seleccionado en algunos, no tengo paciencia para todo el proceso de inscripción. A pesar de eso, me gustaría hacer una muestra en Buenos Aires, ya que sigue siendo un lugar clave para exponer. También sueño con llevar mi obra a otros países y mostrarla en diferentes culturas, sería un desafío personal muy gratificante.
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