El proyecto de “Ficha Limpia” impulsado por La Libertad Avanza y el PRO no es más que una herramienta antidemocrática diseñada con un único fin: proscribir a Cristina Fernández de Kirchner.
Bajo un manto de supuesta “pureza ética”, lo que buscan es silenciar a la voz más potente de la oposición, mientras protegen a sus aliados implicados en causas de corrupción, lavado y endeudamiento fraudulento.
La selectividad del proyecto es obscena.Esta ley no alcanza a Mauricio Macri, procesado por el Caso Correo Argentino en donde se condonó a si mismo una deuda multimillonaria con el estado argentino. Ni a Luis Caputo, artífice de un endeudamiento récord de casi 50.000 millones de dólares en 2018, cuyo destino final sigue siendo una mancha oscura en nuestra historia económica. Tampoco se menciona a Diego Santilli, dueño de cuentas offshore en paraísos fiscales, ni a Kuider, sorprendido en la frontera con Paraguay transportando dinero en negro. Y menos aún a Cristian Ritondo, que votará a favor de la ley, en medio de un escándalo donde se lo investiga por más de 400 propiedades sin declarar. Vota a favor, sabiendo que la ley no lo alcanzará porque es selectiva.
Tampoco es azaroso que la apuntada sea Cristina (al igual que lo hicieron con Perón) cuando las propias encuestas del gobierno la están dando con un piso de intención de voto del 40% en PBA. ¿Será que le tienen miedo a una mujer?
Mientras la coalición de Milei y Macri intenta vestir de “moral” su persecución, la economía se desploma y el pueblo sufre:
- 10.000 empresas cerradas en 2024 y 217.000 puestos de trabajo destruidos.
- La canasta básica aumentó un 74%en un año, mientras los salarios se licúan.
- Jubilados y pensionados deben elegir entre comer o comprar medicamentos, tras el recorte del PAMI.
- Universidades y hospitales públicos colapsan por falta de inversión, mientras se subsidia a grupos empresarios amigos.
No nos confundamos: este proyecto no busca combatir la corrupción, sino consolidar un régimen donde solo los cómplices del poder económico tengan derecho a participar. Es la misma élite que fugó capitales, especuló con la deuda y vació el Estado, ahora disfrazada de jueces “éticos”. La realidad es que pretenden borrar del mapa a la única que les disputa el relato.
La democracia no se defiende con proscripciones, sino con más participación. Rrechazamos este intento de judicializar la política y seguimos luchando por un país donde el pueblo decida, sin exclusiones ni dobles varas.
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