La Comisión Nacional de Monumentos ha aprobado, sin modificaciones, el controvertido proyecto que permitirá la demolición del emblemático estadio Luna Park.
Este movimiento, impulsado por el Arzobispado de Buenos Aires y el empresario Diego Finkelstein, busca ampliar la capacidad del recinto en un 53%, pasando de 8.400 a 13.000 espectadores, y agregar un estacionamiento. La propuesta fue aprobada sorprendentemente rápido durante el receso vacacional de la comisión, generando un gran revuelo en la comunidad, ya que el estadio, declarado Monumento Histórico Nacional en 2007, forma parte integral de la historia deportiva y cultural de Argentina, y se encuentra en un Área de Protección Histórica.
DF Entertainment, la empresa de Finkelstein, tiene la concesión del estadio por 40 años y se compromete a pagar un millón de dólares al Arzobispado local por asumir la gestión del proyecto de demolición, así como un monto igual anualmente. Sin embargo, esta iniciativa ha encontrado resistencia en organizaciones defensoras de la conservación del patrimonio, las cuales argumentan que es posible remodelar el estadio sin ir en contra de las normativas de protección patrimonial.
El Luna Park, que abrió sus puertas el 5 de marzo de 1932, ha sido el epicentro del boxeo argentino, albergando encuentros memorables como los de José María Gatica y Pascual Pérez, además de la icónica pelea entre Gregorio "Goyo" Peralta y Oscar Natalio "Ringo" Bonavena en 1965, un evento que permanece grabado en la memoria colectiva del país. La transformación del Luna Park representa no solo un cambio físico, sino también una pérdida cultural significativa para Argentina.
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