Josefina Ceballos tiene 10 años y un corazón enorme. Vive en Pergamino, va a la escuela, extraña a sus amigas cuando falta por salud, y sueña con que ningún nene tenga que pasar lo que ella pasó.
En 2020 le diagnosticaron un tumor en la órbita del ojo. Junto a su mamá, Florencia, debieron dejar todo y viajar a Buenos Aires para poder tratarse. Mientras ella atravesaba la quimio, su papá luchaba contra un cáncer terminal y falleció. “Transformamos el dolor en amor”, dice su mamá.
Esa fuerza las convirtió en protagonistas de la Ley Nacional de Oncopediatría, sancionada en 2023. Josefina fue clave en esa lucha. Pero no se detiene: ahora quiere que se reglamente y se aplique en todo el país. “No podemos esperar”, dice con la convicción de quien sabe que su historia puede cambiar otras.
Este año, Josefina fue operada dos veces, recibió el alta y volvió a la escuela. También impulsa una campaña para enseñar a otros chicos a cuidar sus ojos.
En este Día del Niño (se celebra el próximo domingo), su mensaje no es pedir, sino dar: “A veces lo más sencillo es lo más lindo: tener salud, una plaza, amigos. Que nadie baje los brazos. El camino puede ser difícil, pero no imposible”.
Antes de cerrar su charla con EL TIEMPO, deja un mensaje claro y sentido: “Quiero agradecer a toda la gente que nunca dudó de mí ni de mi mamá. Y a todos los clubes, tanto de acá como de afuera, que nos apoyaron. Les dejo un beso a todos y les pido que acompañen estas causas. Que nunca bajen los brazos. Que luchen por lo que quieren. A veces el camino es difícil, pero no imposible”.