Hablar con Santiago Tressens es conocer a un profesional apasionado por su trabajo, pero sobre todo, a una persona que prioriza el trato humano en su día a día.
“Soy Santi, ni doctor Tressens ni Santiago… simplemente Santi”, dice con una sonrisa en el comienzo de la charla con EL TIEMPO.
Así se presenta ante cada paciente que cruza la puerta de su consultorio, donde la odontología no es solo restauraciones, estética e implantes, sino también cercanía y calidez.
Su vocación no nació de inmediato. Fue en el último año de la carrera cuando descubrió su pasión, gracias a un caso que marcó su vida. “Recuerdo perfectamente a Graciela, una paciente de bajos recursos a quien pude devolverle la sonrisa y, más aún, mejorar su calidad de vida. Fue ahí cuando supe que quería que mi profesión tuviera un impacto real en las personas”. Desde entonces, su enfoque se centra en mucho más que la técnica: busca que cada consulta sea una experiencia cercana y personalizada.
Instagram y TikTok
Pero su labor no se queda solo en el consultorio. Consciente de que la comunicación ha cambiado, decidió transformar su espacio de trabajo en un pequeño estudio con luces, micrófonos y la cámara de su celular. Así, comenzó a generar contenido en redes sociales para derribar mitos odontológicos y acercar información de manera clara y sencilla. “A veces los profesionales usamos tecnicismos que pueden hacer que parezca que sabemos más, pero el paciente no entiende nada”, reflexiona quien cuenta con una gran cantidad de seguidores en Instragram y TikTok.
La iniciativa tuvo una gran respuesta. “Salís del cuartito de 3x3 y llegás a todo el mundo. Me pasa en la calle que me reconocen como ‘el odontólogo de Instagram’ y se genera una charla que siempre termina en ‘ya te voy a ir a ver’”, cuenta con entusiasmo.
Capacitarse siempre
El crecimiento profesional de “Santi” ha estado acompañado por el aprendizaje constante, producto de encontrase con gente “maravillosa”. Recientemente completó un diplomado de cuatro años en implantes dentales, aunque su consultorio sigue siendo un espacio donde se realizan desde simples arreglos hasta cirugías complejas, siempre con precisión y excelencia.
Su amor familiar
Su mayor motor es su familia. “Mi mujer, Flor, que me banca en todas, y mis hijos, Juan Cruz de 11, Pedro de 9, y el o la tercera en camino, ponen el broche final a mis días. Sin su apoyo, nada sería posible”, expresa con emoción.
Consciente de que ir al odontólogo genera miedos y nervios en muchas personas, Tressens se esfuerza por transformar esa percepción. “No hay semana en la que alguien no me diga que odia ir al dentista. Por eso, mi trabajo es hacer que los pacientes que crucen esa puerta se sientan contenidos, en un ambiente amigable y con un profesional que, además de brindarles un tratamiento, también les brinde tranquilidad”.
Porque, antes que odontólogo, Santi es una persona que entiende que una sonrisa no solo se restaura… también se acompaña.
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