El artista plástico tiene claro el idioma que usa para expresarse y dar la batalla cultural: el arte, que crea siempre desde una concepción colectiva. Con la fe y el amor como filosofía de vida, rescata los vínculos que construyó con el tiempo.
¿Qué anécdota recordás de tu infancia /adolescencia?
Los recuerdos suelen ser tristes, hijos como son del pasado, de aquello que fue y no existe. Pero cuando queda la memoria pura, desnuda de adornos, limpia de nostalgia, son el esqueleto sobre el que construimos todo lo que somos, aquello que fuimos y lo que quisimos y no pudo ser.
Tenía unos once años y jugaba al fútbol en un club de barrio en Villa Adelina partido de Vicente López (provincia de Buenos Aires). Viajamos a Montevideo Uruguay a un intercambio. En el club que nos recibía un niño nos invitaba a su casa y su vida, al mes siguiente el mismo viajaba a la Argentina a tu casa. Viajar en barco, conocer el mar, en realidad el Rio de la Plata, la ciudad vieja, el Parque Rodó, una novia, los primeros besos, esa independencia precoz me marcó y sentí que más allá de tu familia y barrio había un mundo por descubrir.
¿Qué destacás de tu carrera artística?
La decisión de buscar y encontrar un lenguaje de expresión. Destaco el reconocimiento en lugares específicos de arte. Algunos estímulos como premios fueron los que me dieron la certeza de que ser artista tiene que ver con la sensibilidad, el compromiso y la acción, dejar una huella un registro de nuestra existencia. El trabajo social, los proyectos colectivos, militar los espacios o crearlos. Siempre con el otro, que me complementa y me da plena existencia. La batalla es cultural, creo en la evolución y es en comunidad.
¿Cómo vivís el presente y qué rescatas de él?
El presente lo vivo como puedo, en el aquí y ahora. La gesta es cotidiana. Con mis herramientas como ser lo menos infeliz posible. La Empatía, la Fe y el Amor como filosofía de vida. Que la belleza lo adorne. La belleza como sinónimo de armonía, cuando todo encaja. Rescato mi ingenuidad que me permite seguir creyendo, sorprendiéndome, emocionándome y confiando que la vida es un viaje de aprendizaje. Recién a los 57 años aprendí de la felicidad, momento fugaz que idealizamos como un estado permanente. Rescato los buenos vínculos que supimos conseguir.
¿Cómo te ves en el futuro?
Voy a citar a Wassily Kandisky: ‘El arte va más allá de su tiempo y lleva parte del futuro’.
Me veo siendo recordado. Cuando inflexible el olvido irá carcomiendo la historia, aquellos que me han querido restauraran mi memoria.
¿Crees que cumpliste todo lo que te propusiste?
Imposible ser tan eficaz, muchas cosas sí, tengo muchas experiencias de vida y siempre traté de ser responsable y comprometido. Puedo decir que al menos lo intento.
¿Cuál fue el mejor y peor momento de tu vida?
El mejor y el peor momento tienen el mismo personaje protagónico. Es Camila mi hija, lo mejor que me pasó. La paternidad debería ser nuestra mayor responsabilidad. Es la trascendencia. Es la persona que más me enseña y en su sabiduría y amor fue la que me llevo a tomar una decisión y hacer un cambio de vida en un momento donde me había entregado y creía que nada podía cambiar. No hubiera llegado hasta acá si no la hubiera escuchado. Volviendo a la pregunta anterior, en este caso si cumplí con lo que me propuse SANAR
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