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 Jueves 15 de Mayo de 2025

Entre calles de tierra y avenidas, crónica del colectivo en Pergamino

La historia del transporte público en Pergamino está profundamente ligada al desarrollo urbano, la modernización de las calles, el avance de la industria automotriz y la transformación de la vida cotidiana de los vecinos. En particular, los ómnibus urbanos han cumplido un rol central en la conexión entre barrios, instituciones y centros comerciales, reflejando en su evolución los cambios sociales, económicos y políticos del país y de la ciudad.

 

La innovación y la necesidad

La historia de los colectivos urbanos en Pergamino comienza a gestarse en 1927, cuando Adolfo Manzanelli, un visionario vecino de El Socorro, decide realizar las primeras pruebas no oficiales para implementar un servicio de transporte local. Aún sin un marco regulatorio, este ensayo representó un primer paso hacia un sistema más organizado.

Al año siguiente, en marzo de 1928, se presentan cuatro proyectos al Municipio para establecer líneas de transporte. Uno de los impulsos fue el éxito de un servicio especial que, el domingo 6 de abril de ese mismo año, trasladó a simpatizantes del Club Argentino a un partido contra Sparta de Rosario. Este evento demostró el potencial del transporte público para resolver una necesidad creciente.

En paralelo, los tradicionales “mateos” (carros tirados por caballos) vieron en esta nueva modalidad una amenaza a su subsistencia. A mediados de 1928, decidieron organizarse en cooperativa y pedir el apoyo de los vecinos para resistir la competencia de los modernos taxis-colectivos.

Primeros vehículos y ordenanzas

Hacia fines de 1928, un taxi-auto con chasis Chevrolet comenzó a cubrir el recorrido entre Arrecifes y Pergamino. Pero sería en marzo de 1930 cuando se oficializa el servicio de ómnibus urbano en la ciudad. El primer recorrido salía desde la Municipalidad, seguía por calle San Nicolás hasta Castelli y finalizaba en el Policlínico. El éxito fue inmediato: la empresa pudo ampliar su flota rápidamente.

Este auge obligó al Municipio a intervenir con normativas. La primera ordenanza específica data del 23 de mayo de 1930, y otorgó a José A. Crivelli la concesión para brindar el servicio urbano. Entre las condiciones impuestas, se establecía la necesidad de ofrecer un servicio regular entre las 6 y las 24 horas, con tarifas de 10 centavos y tarifas reducidas de 5 centavos para obreros y escolares.

Ese mismo año, Hugo Raschetti recibió la autorización para operar una línea que conectaba la ciudad con el pueblo de La Violeta. La época fue testigo del surgimiento de numerosos pioneros del transporte: Claudio Martin, Eugenio Petri, Sandra Dura, Florencio Oscar Duhau, José Dabby, Pascual Samana, Tomás Mártire, Héctor Nipoti, Ángel A. Di Cesare, Roberto Vitta, Marcelino Gómez y Emilio Habraham. Este último fue habilitado para cubrir un trayecto desde la fábrica Linotex hasta la actual Plaza Almirante Brown.

Finalmente, el 24 de octubre de 1933 se sancionó la ordenanza que estableció el marco normativo general para el funcionamiento de las distintas líneas.

Modernización, expansión y crisis

Con el regreso de la democracia en 1983, el servicio de colectivos urbanos vivió una nueva etapa. Se establecieron siete líneas (501 a 507), y el Municipio otorgó la concesión del servicio a tres empresas: Transporte “Los Dos Amigos”, “La Amistad” y “Gral. San Martín”. Estas compañías fueron responsables de sostener y expandir el transporte público durante más de una década.

Los recorridos fueron modificándose con el paso del tiempo, en muchos casos a pedido de los propios vecinos, para incorporar nuevos barrios o extender los trayectos hacia zonas en crecimiento. Sin embargo, las sucesivas crisis económicas de los años ’90 pusieron en jaque la rentabilidad del sector. El deterioro del servicio llevó al Municipio a tomar medidas drásticas.

En 1995, a través de la ordenanza 3973, se prorrogó la concesión de las tres empresas sin una nueva licitación, reconociendo el esfuerzo realizado hasta entonces. Pero con el tiempo, la situación se volvió insostenible y se tomó la decisión de unificar el servicio bajo una sola empresa.

Líneas A, B, C y D

La gran transformación llegó en 2001, cuando mediante la ordenanza 5353 se eliminó el antiguo sistema y se crearon cuatro nuevas líneas unificadas: A, B, C y D. La concesión quedó en manos de una única empresa, “La Nueva Perla SRL”, que hasta el día de hoy se encarga de operar el transporte urbano en la ciudad.

Este cambio permitió reorganizar los recorridos, modernizar parte de la flota y establecer un sistema más eficiente y sostenible. A pesar de los desafíos económicos, el servicio ha logrado mantenerse activo, cumpliendo con un rol esencial en la movilidad diaria de miles de pergaminenses.

Una ciudad en movimiento

La historia de los ómnibus urbanos en Pergamino no es solamente la historia de un medio de transporte. Es también la historia del progreso de una ciudad que creció, se expandió y encontró en el colectivo un aliado clave para unir sus puntos cardinales. Desde los coches primitivos con chasis Chevrolet hasta los actuales ómnibus adaptados, este sistema ha sido testigo silencioso de las transformaciones sociales, económicas y culturales que atravesaron a Pergamino a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI (Con información del historiador Rafael Restaino).



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