Oscar Ángel “Pato” Levato creció entre calles de tierra, carnavales de baldazos y noches en la vereda, pero también entre duelos tempranos, coraje y sueños que no se achicaron. Médico, viajero, guitarrista, psicoanalista y abuelo reciente, su historia borda el dolor con música, ciencia y fe, y sigue andando, como él dice, nuevos caminos.
¿Cómo fue su infancia / adolescencia y qué anécdota recuerda de esa etapa?
Me preguntas por aquello que es estructurante en la historia de una persona. Muchos recuerdos y anécdotas infinitas. Soy el hijo menor de una familia conformada por mis padres: Rosita y Gelo (f), y mis hermanos: Betty y Hugo, viví toda esta etapa en un barrio céntrico (Alem entre Dorrego y Florida), en una época en que se sentaban los vecinos por la noche en la "puerta de calle", se festejaba San Juan y San Pedro con fogatas, los carnavales con todos los chiquillos de la cuadra, a baldazos, las carreras con autos caseros (con plomo y ruedas de "penicilina") etc. ¡Qué lindo haberlo vivido!
También, con 11 años, me tocó pasar momentos difíciles tras la pronta muerte de mi padre, a sus 52 años, luego de un año de lucha contra un cáncer de pulmón, tiempo en el que estuve a su lado. Me guardo para mí los recuerdos de mi gran compañero de pesca, caza, boxeo, carreras de automóviles y tantos más.
Y así se fue forjando una adolescencia, duelando, pero con muchas fuerzas y responsabilidades.
A los 17 años, me fui a estudiar medicina a la Universidad de Rosario en el año 1975, época brava si la hubo, médico “mi hijo el dotor”.
Y así seguí después, buscando aventuras y de premio a ese esfuerzo, Medico Naval y “a viajar por el muundoo", Gabón, Congo, Sudáfrica, países árabes, Jordania, Singapur, Taiwán, Corea del Sur, Japón. ¡Inolvidable!
Y de ahí, derecho al Hospital Borda, entiéndase bien jajaja, como Médico Psiquiatra (UBA), luego Médico Legista (UNLP). De la mano siempre del psicoanálisis.
“Imborrables momentos que siempre guarda el corazón”. Siempre me sale espontáneamente apelar a la música y letra de canciones; tanto el canto, la guitarra y las peñas han sido parte de mi vida.
Y ahora sí, matrimonio y algo más. Mi esposa y fiel compañera, Ana Thomé, artista plástica y todo terreno; excelente madre de nuestros hijos: Angelina, 35 años, Psicóloga psicoanalista, madre de dos bellas y afectuosas niñas de 5 y 2 años, Olivia y Martina, que me dieron el flamante título de abuelo. Mi hija Juliana, 32 años, terapista ocupacional, ambas fundadoras de Infantesa Centro de estimulación infantil y centro de día de adultos. Y mi hijo Mateo, 28 años, siguió el camino de la agronomía, desempeñándose actualmente en una multinacional exportadora de cereales, en la Bolsa de Comercio de Rosario.
¿Cómo vive su presente y qué destaca de él?
Mi presente: jubilado hace dos años, rodeado de seres queridos, familia y amigos que me fue dando el trajín de la vida en su más florida expresión.
Dejando atrás toda referencia relacionada a lo laboral en cuanto a horarios, compromisos y responsabilidades. Luego de 42 años de ejercer mi vocación como médico psiquiatra, psicoanalista, psiquiatra forense, culminando los últimos 12 años como director de Clínica de Salud Mental, proyecto que llevamos adelante con mi Señora, al que luego se sumaron mis hijas y un gran equipo. Período del cual conservo muchos afectos, recuerdos y anécdotas invalorables.
Este último año, me tocó atravesar una enfermedad inimaginable para mí, cáncer de páncreas. El cuerpo avisa y hay que saber escucharlo. Durante este año “tantas veces me mataron, tantas veces me morí, sin embargo estoy aquí resucitando…después de un año bajo la tierra, igual que el sobreviviente que viene de la guerra”.
La fé me sostuvo en este tránsito. Ceferino Namuncurá ha sido y es mi guía espiritual.
Ahora me encuentro recuperándome satisfactoriamente y cursando el fortalecimiento de sus secuelas. Puro presente, buscando la paz, tranquilidad y sosiego, ampliada a hobbys y a cosechar la siembra. Los proyectos son a corto plazo y se van reponiendo.
¿Cuál considera el mejor momento de su vida? ¿Y el peor?
No podría especificar claramente "el mejor y peor momento". En la vida siempre hay momentos buenos y malos. "Siempre que llovió paro' ". Lo importante es "honrar la vida, es erguirse vertical, más allá del mal, de las caídas".
¿Cómo se ve en el futuro?
El futuro es hoy y la inmediatez del mañana, proyectos cercanos y "dicen que viajando se fortalece el corazón...”. Andar nuevos caminos es mi lema.
¿Cree que cumplió todas sus metas o le quedó algo pendiente?
A vuelo de pájaro, hoy considero que lo que busqué lo logré, pero... hay que seguir buscando, soñando y cantando… “Gracias doy a la desgracia / Y a la mano con puñal / Porque me mató tan mal / Y seguí cantando / Cantando al sol…”
La billetera digital del ...
Con el corazón lleno ...
Copyright © 2025 El Tiempo de Pergamino