El Tiempo de Pergamino

Política
 Viernes 08 de Agosto de 2025

por Guillermo 'Memo' García

'Dios los cría y Hechos los amontona'

A menos de un mes de las elecciones, los reflejos electorales empiezan a acelerarse y a la par las viejas trampas del marketing político.

 

Siguiendo su línea, el intendente municipal, Javier Martínez firmó y difundió con entusiasmo el decreto que “otorga” un subsidio de más de 614 millones de pesos al Consejo Escolar destinado a cubrir gastos de funcionamiento, intervenciones menores y obras de infraestructura educativa. La puesta en escena fue prolija: se habló de “fortalecimiento del sistema educativo” y de “acciones concretas” del Municipio.

Sin embargo, el dinero proviene íntegramente del Fondo de Financiamiento Educativo que distribuye el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Es decir, Martínez entregó lo que no es generado por el Municipio y, peor aún -como es costumbre-, lo comunicó como si lo fuera. Siempre es lindo ser Papá Noel cuando los regalos los compra otro.

El mecanismo no sorprende: ya se volvió rutina. Pero sí debería indignar, porque se trata de una práctica tan sistemática como deshonesta. Y no es patrimonio exclusivo de Pergamino.

Esta misma semana, el intendente de San Nicolás, Santiago Passaglia, nuevo socio temporal de Martínez, protagonizó una maniobra casi calcada: encabezó la entrega de patrulleros y motos a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, sugiriendo que era fruto del esfuerzo municipal. La verdad: los vehículos fueron adquiridos con recursos del Fondo de Fortalecimiento de Seguridad, gestionado por la Provincia.

La coincidencia no es casual. Martínez y Passaglia no solo ahora comparten espacio, sino también una lógica de comunicación política basada en la apropiación simbólica de recursos provinciales. Reciben fondos de la administración de Axel Kicillof, les cambian el envase y los exhiben como “logros propios”. En uno y otro caso, lo que debería informarse con transparencia -esa cualidad que muchos políticos hicieron desaparecer del diccionario cotidiano- se transforma en una escenografía electoral cuidadosamente construida. No hay datos, hay relatos. No hay gestión genuina, hay puesta en escena.

El caso del subsidio al Consejo Escolar es claro: los fondos provinciales fueron asignados específicamente para educación. De ese total, más de 500 millones están destinados a terminar el Jardín de Infantes N° 926, una obra largamente esperada. El resto será utilizado para tareas esenciales de mantenimiento. El cuadro se completa con una jugada oportunista del Gobierno Municipal.

Estas maniobras comparten un patrón preocupante: tomar un recurso ajeno, se lo reetiqueta y se lo exhibe como trofeo.

La gravedad de estas estrategias no reside solo en la farsa, sino en el desprecio por la inteligencia de los vecinos. Porque si algo merecen quienes habitan nuestra ciudad, San Nicolás o cualquier otra ciudad, es saber con claridad quién hace qué, con qué recursos y con qué responsabilidades. Las administraciones locales tienen todo el derecho a colaborar. Lo que no tienen es derecho a falsear.

Martínez y Passaglia elegieron el mismo libreto: construir relatos de gestión a partir del esfuerzo ajeno. Pero las ciudades no se conducen con escenografías.

A la política no se le exige perfección. Pero sí se le debe exigir decencia. Lo demás -y en los últimos días quedó demostrado- es solo humo, aunque venga en patrulleros o con la obra de un Jardín de Infantes.



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