¿Qué recuerda de su infancia /adolescencia y que destaca de esa etapa?
Nací en San Miguel de Tucumán, pero recorrí Buenos Aires capital y Alcorta (Santa Fe). Mis mejores recuerdos están en Yerba Buena, junto a la familia Morales, que me crió como un verdadero “changuito”. Mamá Berta trabajaba en la casa de mis padrinos, Chocha y el doctor Bonati. Ella cantaba tangos y me llevaba a la radio donde actuaba (creo que era LV7). Vivíamos al pie del Cerro San Javier, con vista al Cristo Bendicente iluminado por las noches.
En la escuela José Ignacio Thames Nacional N°351 fui buen alumno al principio… después me descarrilé. ¿Hacer tareas? ¡Mentira! Preferíamos las travesuras: naranjas, guayabas, cañas de azúcar… todo ajeno. Mi maestra inolvidable fue Olga Rosa Álvarez, nos acompañó hasta séptimo. La hicimos renegar, pero lloramos al despedirnos.
A los 17 años integré la comparsa Alcortunga, más de 100 personas, bailamos en otras ciudades. En estos carnavales nació mi vocación por la locución: primero leyendo avisos, luego animando. Descubrí mi coraje y capacidad, que más tarde coroné en Radio Mon de Pergamino.
En Alcorta entre ruidos de carnaval apareció con gran vehemencia mi vocación por la locución. Primero leyendo avisos a los siete días en Carnavalcorta. Ya me atrevía a desarrollar animación del evento, tenía coraje y descubrí mi capacidad que después coroné en Radio Mon de Pergamino. También apareció en nuestras vidas el tío Moya hermano de Berta mi Mamá. ¿Y a que no saben dónde vivía el tío Ramón (Panchito) Moya? En Pergamino. Los abuelos se separaron; y como el tío Ramón Moya era muy pequeño se fue con mi abuela. Mientras mi mamá y mi otro tío Gabriel Moya siendo mayores buscaron destino en Tucumán.
¿Cómo fue el ingreso a Radio Mon?
Ya como profesional del micrófono a muy poco tiempo de ingresar en Radio Mon Carlos José Trincavelli me envió a conducir el programa mañanero…y allí me quedé casi 40 años.
Una anécdota saliente que da testimonio del vínculo que tenía con los oyentes: cuando se definió mi retiro, me citaron a un sector del Parque España oyentes mayores, para animar un evento. Pero sucede que cuando arribé al lugar una gran cantidad de personas me solicitaban con vehemencia no retirarme de la Radio; con distintos argumentos de sentimientos y de la salud de los oyentes. Aún hoy me duele mi determinación.
Volviendo a pedir perdón por no poder complacer a mis oyentes les cuento que a los pocos días de esta decisión me sorprendió la apnea, allí el doctor fue categórico: “Tenés que dejar todo, tu cerebro dijo basta”. Yo ya había dejado todo. Fue como una ratificación de mi decisión. Siempre hice lo que más me gustaba en la vida: locución y conducción de programas de radio.
¿Cómo vive su presente?
El 26 de junio del 2021 cumplí los 65 y me jubilé; por pura ética y hacer lugar para los más jóvenes; decido renunciar. Y agradezco a Carlitos Trincavelli que me ofreciera seguir, pero yo entendía que la radio necesitaba una renovación. Con mucho dolor los convencí. Antes de tomar la irrevocable decisión lo había pensado bastante.
En esta etapa el destino me tenía preparado algo. Algo extraño me sucedía, comencé a perder la memoria y me dormí tres veces haciendo notas por teléfono desde la radio. El primer examen da mal; resultado por lo cual el médico decide hacer un segundo y más profundo estudio, pero ya las cartas estaban echadas. “Tenés que dejar toda la actividad, padeces apnea por exceso de trabajo” me dijo.
Pasaron algunos años. Me voy incorporando con algunas actividades y que Dios me siga acompañando. Si hubiese querido no iba a poder volver.
¿Cuál fue su mejor momento? ¿El peor?
Mi mejor momento fue una convocatoria que hizo el padre Gastón Romanello para un día del niño de no recuerdo la fecha exacta…Vi convertida la plaza y sus calles adyacentes en una verdadera alfombra humana. No me explico cómo hizo el padre Gastón para conseguir tanta cantidad de juguetes. Nunca, ni antes ni después de este evento vi la plaza tan colmada.
Con respecto a lo peor, vinculado a la radio, me quemó el alma el accidente que tuvieron alumnos del Colegio Industrial y otro, la gran inundación que generó pérdidas humanas y materiales de gran consideración.
Otra situación muy fuerte que sufrí fue el accidente que tuvo mi hijo Luciano en Villa Mercedes, San Luis. Para los médicos ya no tenía más vida cuando lo trasladaron al sanatorio. Soy muy creyente, pero percibí la gravedad de la situación. Cuando llegaron a la clínica los médicos que lo trasladaban; ya lo daban por fallecido. Pero, al frente estaba el superior de la sala que exigía que lo pusieran en la camilla… por protocolo lo tenían que auscultar. Con pocas ganas lo retiran a Luciano de la morgue y lo llevan donde solicitó el médico superior.
Casi al instante los gritos del médico inundaron con su clamor la sala: “urgente hay que conectarlo. Está con vida”. Y gracias a Dios, hoy Luciano lo lleva bien. Cristo nunca me abandonó.
¿Cree que cumplió sus metas?
Estoy muy a gusto con mi desempeño en la radio. Pero no debo desconocer mis ausencias con mi familia. Pido perdón por ser un “radio maníaco”.
¿Cómo se ve en el futuro?
Hoy vivo sin rencores, con hijos, nietos y una gran compañera. Pergamino me dio afectos sinceros. Espero haber estado a la altura para sostener esos vínculos. Me veo en este futuro, disfrutando cada bendición que nos regala Cristo.
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