En la sesión del Concejo Deliberante del martes, Román Gutiérrez tomó posesión de su cargo como legislador, generando un ambiente tenso debido a su historial de declaraciones controvertidas.
Su llegada se produjo en un contexto donde Ignacio Maiztegui suplió al intendente de vacaciones y Antonia Caldentey no pudo asistir. Originalmente, la banca debía ser ocupada por Mariano Quintana, quien decidió no presentarse, lo que permitió a Gutiérrez jurar y asumir el puesto.
La decisión de permitir que Gutiérrez ocupe una banca no pasó desapercibida para sus colegas de Unión por la Patria. Durante el plenario, Leticia Conti expresó su descontento al recordar que Gutiérrez está procesado por haber compartido un tweet en el que se instaba a “fusilar” a quienes apoyaron a Cristina Fernández en una marcha.
“Este Concejo necesita más democracia. No podemos permitir que alguien que ha dicho que hay que matar a todos los militantes ocupe un lugar aquí”, enfatizó Conti, visiblemente afectada por la situación.
Gabriela Taruselli, presidenta del cuerpo, defendió la legitimidad de Gutiérrez al señalar que su posición fue obtenida a través del voto popular.
Sin embargo, las tensiones persisten entre los miembros del Concejo, quienes cuestionan si es apropiado que alguien con tales antecedentes represente a la comunidad.
El próximo encuentro legislativo será crucial para definir el futuro político de Gutiérrez y otros concejales.
Si bien asumió esta vez, necesitará contar con la ausencia de más ediles para volver a ocupar su lugar en el oficialismo en futuras sesiones.
La controversia en torno a su figura plantea interrogantes sobre cómo se manejarán las diferencias ideológicas dentro del cuerpo legislativo y qué implicaciones tendrá esto para la gobernabilidad local, en el último tramo de un intendente sólo preocupado por “pegar el salto” a La Libertad Avanza.
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